El Día Internacional de la Mujer se concibió en Rusia como protesta antibelicista en 1913, cuando el mundo se preparaba para la guerra. En los años de conflicto mundial que siguieron, las mujeres de toda Europa se manifestaron por "el pan y la paz". Y aunque en un principio los dirigentes políticos rusos tacharon de inoportunas las acciones de las mujeres, esas marchas, huelgas y concentraciones por la paz contribuyeron a la caída del zar ruso y al fin definitivo de la Primera Guerra Mundial.

En 2024, nos encontramos de nuevo en una época de conflicto mundial con guerras en Europa, África y Oriente Medio. Como siempre, las repercusiones de la guerra en las mujeres y los niños son profundas y duraderas.

Al reconocer el Día Internacional de la Mujer 2024, debemos levantarnos y exigir justicia y seguridad para los millones de mujeres cuyas vidas se han visto trastornadas por la violencia y los males de líderes beligerantes, por hombres en posiciones de fuerza y poder.

Este año también debemos mantener la mirada puesta en quienes toman decisiones que afectan a la autonomía personal y corporal de las mujeres, al derecho de la mujer a elegir su destino reproductivo. Los derechos de la mujer están siendo sistemáticamente amenazados y desmantelados en Estados Unidos, y será papel de todos garantizar la restauración de las libertades críticas de elección y autodeterminación. También dependerá de nosotros en Canadá impedir que el auge del fundamentalismo se apodere de nuestro panorama político, para mantener los derechos de las mujeres canadienses.

El tema oficial del Día Internacional de la Mujer 2024 de las Naciones Unidas es "Inspirar la inclusión"; es un tema loable. Sin inclusión, empoderamiento y oportunidades, nunca habrá igualdad.

En estos tiempos de guerra, debemos pedir cuentas a los líderes mundiales. Sin paz, sin seguridad y sin la seguridad personal de los derechos individuales, las palabras de moda como capacitación, inclusión y oportunidad carecen de sentido.

Por los millones de mujeres que viven actualmente bajo la amenaza de bombardeos, combates y hambrunas, el Sindicato de Empleados de Yukón pide la paz en Ucrania, el alto el fuego en Palestina y el fin de los genocidios que tienen lugar en las regiones devastadas por la guerra en todas partes.